La encriptación es fundamental para garantizar la confidencialidad en el envío de archivos, transformando datos legibles en un formato ilegible mediante algoritmos matemáticos y claves. Este proceso protege la información de accesos no autorizados, incluso durante su transmisión, y asegura su integridad a través de mecanismos de verificación. Al aplicar mejores prácticas como el uso de algoritmos robustos y la gestión segura de claves, las organizaciones no solo fortalecen su seguridad, sino que también cumplen con regulaciones como GDPR y HIPAA, evitando sanciones y garantizando la protección de datos sensibles.